El Adepto es un alto grado de Iniciación en la tradición de Misterios. Este nivel no se alcanza a través de la meditación o la aspiración, sino a través de la Iniciación. Hay tres niveles de adeptos, y cada nivel conecta al Adepto con la maestría. Así como hay diferentes etapas de adeptos, hay diferentes etapas de iluminación.

Un Adepto es una persona que es Iniciada en los Misterios Superiores. Considera su personalidad (sentimientos, pensamientos, instintos, cuerpo) como un instrumento, una herramienta que utiliza para expresar lo divino. El Adepto encarna la voluntad del bien que todo lo abarca, nuestra verdadera naturaleza, la cual manifiesta lo divino plenamente consciente a través del hombre. Hay Adeptos femeninos y masculinos. La conciencia del Adepto liberado también se ha liberado para ajustarse debidamente a situaciones o apariencias.

El Adepto establece la conexión con la auto identidad y el auto conocimiento. Ser uno no significa estar libre de debilidades o deseos, sino mirarlos de manera diferente y no identificarse con ellos, sino con lo que uno realmente es. Un Adepto novato explora sus habilidades a través de la experiencia diaria, lo que también requiere adaptación. Hay diferentes niveles de Adeptos. El Adepto no se desarrolla completamente al principio y continúa creciendo diariamente. En Alquimia, los Adeptos llevan el nombre de la “Gran Obra” (Magnum Opus). La preparación para esto es la finalización de la Obra Menor (Opus Minor) – esto es la armonización de los elementos de la personalidad. Esto crea un vehículo en el que la conciencia divina puede trabajar sin restricciones.

Mira más allá del fenómeno superficial y se orienta de acuerdo con la verdad. Se observa a sí mismo consciente y honestamente, sorprendiendo a sus compañeros con la extraordinaria flexibilidad de sus acciones. También ejerce dominio sobre la naturaleza elemental. Los Adeptos demuestran su libertad de la esclavitud hacia las circunstancias externas.

Siempre está dispuestos a cumplir los mandamientos divinos sin condición- para servir sin condición: De la misma manera, el Adepto por perspicacia encaja en la estructura jerárquica y obedece las instrucciones como obedece al “Maestro Interno”. Es así, que está listo para poner sus necesidades y deseos personales a un lado, y servir a la Obra.

Él sigue los valores más altos por el conocimiento y no por la compulsión. No lucha contra ellos ni cambia ningún mandamiento según su propio juicio, sino que comprende la esencia de estos valores. Vive de acuerdo con ellos, porque es un adepto y ha aprendido el verdadero trasfondo de estas acciones por convicción. Por lo tanto, él ve como una violación del pacto de Dios desatiende los mandamientos divinos y la jerarquía de Dios.

En el camino iniciático de la tradición de Misterios hay un Adepto menor, un Adepto mayor y un Adepto liberado. Estos son diferentes niveles de Iniciación. El Adepto menor está conectado a la conciencia superior (Mesías). El Adepto mayor tiene una conexión con la voluntad divina. El Adepto liberado se libera del apego al destino personal. Cada etapa tiene sus desafíos y en cada etapa hay diferentes etapas de desarrollo. Una vez que el Adepto ha dominado estas etapas y ha demostrado cierta madurez del alma, recibe la gracia de la siguiente Iniciación superior, que es una etapa intermedia. Este puente entre los Misterios superiores de Adeptos y los Misterios superiores de Maestría están reservados para muy pocos Adeptos. A esto le siguen los niveles más altos de Maestría. Ellos son los verdaderos guardianes de la tradición.

El poder liberador del Adepto