La Orden Martinista tiene sus orígenes en un sistema regular de alto grado de la masonería y se considera masonería espiritual. Entre los fundadores del Martinismo se encuentran Martines de Pasqually, Louis-Claude de Saint-Martin y Jean Baptiste Willermoz. El Martinismo es una forma de iniciación de refinamiento hermético y alquímico. En el Martinismo el aspirante recibe respuestas a las preguntas esenciales de la vida, a saber, el origen y la meta de la evolución humano.

El Martinismo es una vía de Iniciación místico-espiritual y se remonta a la tradición mística de Don Martines de Pasqually (1727-1774). Don Martines de Pasqually fundó esta tradición iniciática en 1740 en un sistema regular de alto grado, que también se denomina “rama esotérica” de la masonería. Por ello, a los martinistas se les llama también “francmasones espirituales”. Tras su muerte, sus discípulos Jean Baptiste Willermoz y el marqués Louis-Claude de Saint-Martin continuaron y desarrollaron esta tradición mística. A día de hoy, su tradición está viva e intacta.

Desde su fundación, esta tradición se extendió internacionalmente, formó diversas corrientes y pasó por una evolución constante. Todo esto ha dado lugar a diferentes formas y a una diversidad de Martinismo en las distintas órdenes, Grandes Logias y logias. Aunque hay muchas manifestaciones diferentes en la práctica de la doctrina básica, el Martinismo tiene el mismo objetivo principal en todas las Órdenes y Logias: este objetivo declarado es iluminar con la luz divina a las personas que todavía se mueven en la oscuridad y en las sombras de la muerte. Por ello, en 1889, Gérard Encausse (Papus) y Augustin Chaboseau fundaron la llamada Ordre Martiniste para unir a los Martinistas dispersos en una orden común.

La doctrina del Martinismo se basa en los elementos de la práctica ritual y la Iniciación, el simbolismo, la mística cristiana y la cábala hermética. La vía iniciática del Martinismo persigue el objetivo de poner al aspirante en contacto consciente con el Principio Creador para darle acceso al conocimiento interior de la Creación. A diferencia de la masonería, el Martinismo ofrece una vía de Iniciación igual para mujeres y hombres.

Las logias del Martinismo proporcionan un foro de aprendizaje para el aspirante. El aspirante aprende a pulir su personalidad, a vivir las virtudes de la caballería, a adquirir conocimientos creadores, a mejorar el trato con sus semejantes y a cuestionar su visión subjetiva y egoísta del mundo. El aspirante practica aplicando y probando prácticamente sus conocimientos adquiridos en el mundo para su servicio a la humanidad. El Martinismo constituye la base de la transformación espiritual del hombre. El auténtico linaje del Martinismo conserva las enseñanzas de la Alquimia espiritual. La Alquimia describe este proceso de refinamiento con el término “la transformación del plomo en oro”.

El objetivo del Martinismo es dar al hombre una herramienta para su transformación interior. A través de esta transformación interior, se fuerza suavemente el despliegue espiritual del ser humano. De esta manera, se revelan al martinista los secretos de la creación, es decir, de dónde viene el hombre y cuál es su misión de existencia. Las enseñanzas se tratan en los cursos avanzados de la Academia Hermética. Si hay interés, el aspirante puede llamar a las puertas de la Orden Martinista.